Soy Celia, y soy las manos, el trabajo y la ilusión que ha formado Viruta de Lavanda. Desde pequeña, las flores han estado presentes en mi vida. Me acuerdo de estar tardes enteras con mi abuela cuidando de sus plantas y viendo como crecían día a día y se convertían en las flores preciosas que adornaban toda su casa. Inspirada por mi abuela, por su cumpleaños le hice el que fue mi primer ramo, y al ver el brillo en sus ojos supe que continuar con ese legado sería algo muy especial. Mi madre, al igual que mi abuela, comparte la misma pasión y decidí hace ya un tiempo convertir esa ilusión que las ha acompañado durante tanto tiempo en mi negocio y proyecto personal. A día de hoy, puedo decir que esa conexión especial que une 3 generaciones, es una de las cosas más bonitas de mi vida.
Escoger flores preservadas es elegir la belleza que perdura en el tiempo. Cada flor conserva la frescura y el encanto de la naturaleza, manteniendo su color y forma como un recuerdo para siempre de momentos especiales. Con ellas, la magia de la floristería va más allá, ofreciendo una declafración de amor duradera o una decoración que perdurará con el paso de las estaciones.
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